jueves, 6 de marzo de 2014

¿Por qué servimos?

Henry B. Eyring
El Salvador es nuestro ejemplo de servicio desinteresado. Dedicó Su vida perfecta a servir al Padre Celestial y a todos los hijos de Su padre. El propósito común del Padre y del Hijo es darnos a todos el don de la inmortalidad y la bendición de la vida eterna (véase Moisés 1:39).
Para tener derecho a la vida eterna, debemos ser cambiados mediante la expiación de Jesucristo: nacer de nuevo y estar limpios del pecado. Sin embargo, los niños menores de ocho años no tienen pecado y son redimidos por medio de la Expiación (véanse Mosíah 3:16, 21Moroni 8:10–12).
Para todos los que alcanzamos la edad de responsabilidad, existe un plan maravilloso que nos permite ser limpios del pecado y prepararnos para la vida eterna. Esa preparación comienza con el bautismo mediante la autoridad del sacerdocio y la recepción del Espíritu Santo; después de ello, debemos recordar siempre al Salvador y guardar los mandamientos que Él nos ha dado.
El rey Benjamín habló a la gente del Libro de Mormón acerca del gozo que ocasiona el sentir que los pecados han sido perdonados mediante la expiación de Jesucristo. Luego les enseñó que para retener la remisión de sus pecados debían enseñar a sus hijos a servirse el uno al otro y a ser tan generosos como pudieran para satisfacer las necesidades materiales y espirituales de los que los rodeaban (véase Mosíah 4:11–16).
También enseñó: “Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17).
Jesús fue entre la gente enseñando el Evangelio y haciendo el bien (véaseHechos 10:38). Él sanó al enfermo, levantó a los muertos, y con Su poder alimentó a miles cuando estuvieron hambrientos y sin comida (véanseMateo 14:14–21Juan 6:2–13). Después de Su resurrección, dio de comer a varios de Sus apóstoles cuando llegaron a la costa del mar de Galilea (véase Juan 21:12–13). En las Américas, sanó al enfermo y bendijo a los niños uno por uno (véase 3 Nefi 17:7–9, 21).
El apóstol Santiago nos enseñó que el deseo de servir a los demás surge de nuestra gratitud por lo que el Señor ha hecho por nosotros.
“Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace…
“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:25, 27).
Una de las maneras de saber que están siendo purificados es su mayor deseo de servir a los demás en nombre del Salvador. La orientación familiar y el programa de maestras visitantes llegan a ser más un placer que un deber para ustedes; se ofrecen con más frecuencia para prestar servicio como voluntarios en las escuelas locales o para ayudar a cuidar de los pobres en su comunidad. Aun cuando quizás tengan poco dinero para dar a los que tienen menos, desean tener más para poder dar más (véase Mosíah 4:24); están ansiosos por servir a sus hijos y mostrarles cómo prestar servicio a las demás personas.
A medida que la naturaleza de ustedes cambie, sentirán el deseo de prestar más servicio sin esperar reconocimiento. Conozco discípulos del Salvador que han dado grandes ofrendas de dinero y servicio con la resolución de que sólo sus hijos y Dios lo supieran. Dios ha reconocido su servicio bendiciéndolos en esta vida y los bendecirá en la vida eterna futura (véanse Mateo 6:1–43 Nefi 13:1–4).
Al guardar el mandamiento de servir a los demás (véase Mateo 22:39), han visto un cambio en sus sentimientos de orgullo. El Salvador corrigió a Sus apóstoles cuando discutían acerca de quién sería el mayor entre ellos. Él dijo:
“Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.
“El que es el mayor entre vosotros será vuestro siervo” (Mateo 23:10–11).
El Salvador nos enseña cómo aprender a servir a los demás. Él sirvió de manera perfecta y nosotros debemos aprender a servir como Él aprendió: gracia sobre gracia (véase D. y C. 93:12–13). Mediante el servicio que damos, llegamos a ser más como Él; oraremos con toda la energía de nuestro corazón para amar a nuestros enemigos así como Él los ama (véanse Mateo 5:43–44Moroni 7:48). Entonces, finalmente llegaremos a ser dignos de la vida eterna con Él y con nuestro Padre Celestial.
Les prometo que al seguir las enseñanzas y el ejemplo del Salvador, llegaremos a servir de manera más perfecta.

domingo, 2 de febrero de 2014

10 tips para vivir el Evangelio: Elder M. Russell Ballard




Élder M. Russell Ballard, en una presentación magistral, aconsejó a los miembros de la Iglesia a esforzarse en vivir el Evangelio de Jesucristo más plenamente.
La conferencia de Área Europa se llevó a cabo el domingo 2 de Febrero de 2014 y se transmitió vía satélite para los miembros de las estacas de España, Portugal y Cabo Verde, quienes asistieron a sus respectivos centros de estaca en un ambiente de fiesta espiritual, aprovechando así la tecnología para "ser nutridos por la buena palabra de Dios." (Moroni 6:4)
.
Aquí, les presento el resumen de estos diez consejos o tips:

1. Compartan su amor, como esposo y esposa, como padres e hijos.
     Siendo amigables el uno con el otro, eviten hablar mal de otras personas, eviten todo tipo de chismes.

2. Realicen sus oraciones.
     Tanto personales como familiares, hacerlo regularmente para fortalecerse espiritualmente.

3. Sean amables el uno con el otro y eviten la pornografía.
    Eviten todo tipo de injusto dominio (autoritarismo, o abuso de poder). Recomendó a los Santos estudiar los pasajes que se encuentran en DyC 121: 33, incluso hasta el final de la sección y aplicarlo en sus vidas.

4. Lean las Escrituras, mediten en ellas y vivan sus enseñanzas.

5. Realicen actividades familiares sanas.
    Tal como declara "La Familia: una proclamación al mundo". Dirigiéndose a los padres y abuelos: "Creen futuros recuerdos para sus hijos y nietos."

6. Paguen un diezmo completo.
    Haciéndolo no nos robaremos a nosotros mismos las bendiciones que Dios quiere darnos.

7. Santifiquen el día de reposo.
    Advirtió a los Santos de Sión: "No permitan que la televisión, los deportes y los dispositivos electrónicos portátiles nos roben el tiempo... Y mediten en nuestro Señor Jesucristo en este día santo."

8. Lleven a cabo la Noche de Hogar.
    Reúnanse como familia y enseñen a sus hijos las verdades del Evangelio de Jesucristo.

9. Compartan el Evangelio.
    Tomen conciencia que al hacerlo estamos participando de la obra de salvación de nuestro Padre Celestial; tener en cuenta que el ser miembro de la Iglesia no es algo insignificante ni algo por casualidad.

10. Aprendan un oficio o profesión.
      Trácense metas académicas o de formación que les ayudará en el futuro a mantener a su familia y a ser autosuficientes.

En conclusión, el élder Ballard dijo a los Santos de los Últimos Días: "Disfruten de ser miembros fieles de la Iglesia." y dió un poderoso testimonio de la venida de Jesucristo a las Américas (como aparece en 3 Nefi 11).
Con la pregunta: ¿Me estoy preparando para el día de mi muerte?, invitó a los miembros a prepararse para el día en que tengan que cruzar el velo (la muerte), y para ello, les aconsejó aplicar la fe, el arrepentimiento, el bautismo, los convenios y las obras de Jesucristo.

Javier Cespedes Hurtado: javiparisien@gmail.com



sábado, 25 de enero de 2014

Doctrina del bautismo y el plan de felicidad

'Doctrina del bautismo y el plan de felicidad

Publicado: Sábado, 25 de enero 2014

PROVO, UTAH
"La pregunta es si creemos en la doctrina de bautizar", dijo Elder Don R. Clarke, de los Setenta mientras se dirigía a una sesión de 15 de enero de 2014 el Seminario Nuevas Presidentes de CCM y Directores de Centro de Visitantes.
"Hoy vamos a hacer tres cosas", dijo el élder Clarke, director ejecutivo adjunto del Departamento Misional. "Vamos a revisar la doctrina del bautismo, nos vamos a entender cómo se aplica al plan de la felicidad, y vamos a hablar de cómo conseguir el deseo de bautizar en los corazones de nuestros misioneros."
Refiriéndose a 3 Nefi 11, el élder Clarke señaló que durante la primera visita del Cristo resucitado a los nefitas, la palabra que utilizó 12 veces - más que cualquier otra - fue "bautismo".
Foto por R. Scott Lloyd
Elder Don R. Clarke, de los Setenta aborda 2014 Seminario para Nuevos Presidentes de CCM y Directores de Centro de Visitantes, el 15 de enero.
"En repetidas ocasiones habló de bautismo", dijo el élder Clarke. "Espero y oro para que seamos semejantes a él, que en nuestro primer encuentro con los misioneros, ellos sepan que creemos en la doctrina de Cristo, que creemos en el bautismo y bautizar."
Revisión de las palabras que se dan en relación con el desempeño de un bautismo, el élder Clarke señaló que el bautismo se lleva a cabo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, uno de los raros casos en que se invocan los tres miembros de la Trinidad en relación con el cumplimiento de una ordenanza.
"Se da a conocer la importancia divina que los tres miembros de la Trinidad deben sentir acerca de esta ordenanza," comentó.
Elder Clarke dio los tres propósitos del bautismo: la remisión de los pecados, el establecimiento de la pertenencia de una persona en la Iglesia, y que cumplan el requisito de alguien que entre en el reino celestial.
"Propongo que nunca debemos empezar a enseñar sobre el bautismo hasta que tengamos el fin en mente", dijo. "¿Cuál es el fin? La vida eterna ".
Foto por R. Scott Lloyd
Elder Don R. Clarke, de los Setenta aborda 2014 Seminario para Nuevos Presidentes de CCM y Directores de Centro de Visitantes, el 15 de enero.
Se planteó la cuestión de qué se puede hacer para inculcar en los corazones de los misioneros, el deseo de bautizar.
Dijo que ha visto a miles de misioneros y sabe que el misionero que es feliz es aquel que se preocupa más por aquellas personas que enseña que lo que él hace por sí mismo.
Asignó a las parejas a orar esa noche y pedirle a Dios lo que pueden hacer para inculcar en los corazones de los misioneros a su cargo el deseo de bautizar.
Declaró: "Conforme he estudiado este tema, sé que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo quieren que nos bauticemos. Yo sé que ninguna de las personas puede beneficiarse de la expiación de Jesucristo a menos que sean bautizados ".
rscott@deseretnews.com

Traducción libre: javiparisien@gmail.com
Fuente: Church News